Los estadounidenses, no serán “santos impolutos” sin manchas ni pecados, pero le aseguro con conocimiento probado, a usted que nos está leyendo, que sí son “rabiosamente” enemigos de las mentiras.
No caiga usted como futuro o actual inmigrante con el grave error de muchos otros, que desde que llegaron a suelo norteamericano, se integraron a grupos corruptos de personas que tienen fascinación por vivir de las trampas.
-Les roban a los programas de ayudas a través de Cupones de alimentos.
-Les hacen fraude a los planes de salud para personas enfermas, sin trabajo.
-Se inventan cuentos para que el gobierno les mantenga los hijos.
-Usan permisos de inválidos para usar estacionamientos para enfermos.
-Fraudes en las escuelas para inscribir a hijos aunque no vivan en la zona.
-Les mienten al Seguro Social para sus beneficios personales.
-Fingen incapacidad –puro invento- para obtener ayudas del gobierno.
-Prestan o venden su “Social Security” a cambio de dinero por la izquierda.
-Usan los hospitales, las emergencia, sin pagar y se convierten en prófugos.
-Conducen vehículos con chapa-placa ajena y tarjetas de seguros falsa.
Las autoridades norteamericanas desde la fundación de su Nación, a diferencia de los países donde se lo roban todo y falta de todo, crearon importantes programas para contribuir con los más necesitados y no hay duda que lo hacen y se siente que es de buena fe y con humano propósito, por lo que no se vale que personas extranjeras, marcadas por indeseadas, vagas, arribistas y trepadores lleguen de otros países a contaminar los principios humanos que fueron implementados para dar amor y las manos a los necesitados. ¡Disculpe si me exalté!