Una cosa es encomendarse a Dios ante cualquier reto o proyecto y otra es vivir esperando que Dios nos lo resuelva todo.
No pongo en dudas que ocurren cosas inexplicables que se inscriben en lo que parecen ser milagros, pero jamás apoyaría mis deseos o proyectos terrenales en que ocurran milagros celestiales para lograrlos. Mi fe no es tan buena.
Por qué tengo que esperar que Dios me solucione, me resuelva todos mis pendientes y necedades si me puedo mover y estoy en salud? Además, debo pensar antes de actuar.
Veo incorrecto asumir compromisos para que Dios los resuelva. Debemos ser responsables.
Ojo: No confundir -pedir dirección de lo alto y encomendar a Dios nuestros proyectos- con esperar por “supuesta fe” que desde el cielo nos lo resuelvan todo.
No creo en:
-“Dios proveerá” y yo sentado esperando un milagro.
-“No he visto a Justos desamparados” cuando la Biblia dice que todos somos pecadores y que no hay un solo justo.
-“Dios no me dejará en vergüenza” pero mañana el Banco me quitará el vehículo o la casa.
Miles se han ido de boca por estar jugando al milagro y creyendo en cuentecitos “espirituales" por conveniencia.
Dios es un Dios de orden no una banca de
Juegos, ni se mueve por caprichos o apetencias materiales.