Nunca apoyaré ni le daré mi voto a un violento engreído dueño de un ego imperial, hambriento de alabanzas personales y capaz de cualquier cosa en ara de imponer su palabra como la ley.
Nunca apoyaré ni le daré mi voto a un desubicado en tiempo y espacio con actitud de amemao que ignore la realidad del momento que se vive y en tal sentido no sepa priorizar.
Mi apoyo, aunque sea insignificante, se lo doy a alguien que no se abrace al deseo de "jefear" en lugar de liderar y mostrar tino a la hora de dirigir y que lo haga con aplomo, sin groserías ni insultos.
Y si hablamos de la presidencia de los Estados Unidos, especialmente de la figura de alguien que desea ser la principal figura, es asunto serio; tan así, que pido que se acentúe lo que dice la Biblia cuando se trata de entrar al Reino de los Cielos: Son muchos los llamados y pocos los escogidos.