…¡Cuando el doctor te dice!: "te tengo mala noticia"…
Presumir de ‘machito’ y de hombre valiente, aterrizado, en control de toda situación y de estar ubicado en tiempo y espacio, tiene su fecha de vencimiento cuando se presentan momentos que muestran realidades insospechadas que desnudan la vulnerabilidad.
Casi todos conocemos a personas agresivas, aguerridas, boconas, que no barajan pleitos y que dicen no temerles a nada, pero una cucaracha o ratón lo “paniquean”.
Mi supuesta ‘valentía' se acabó, este pasado Diciembre, cuando acudí a una cita con mi médico primario (de cabecera) de familia, como decimos. Días antes, con las indicaciones del doctor, me presenté al Laboratorio, donde me extrajeron sangre y todo lo demás; (como siempre, hice mi show por el fastidioso asuntito del pinchazo y la sangre) provocando la risa –casi burla- de todos los presentes en ese lugar.
Tres días después, fui a ver al médico, que no es un extraño para mi, es un afable amigo de años, todo un caballero cubano americano, establecido aquí en Miami desde niño. Le encanta conversar, especialmente de política, lo que también me envuelve, por lo que cuando nos vemos hablamos largo rato, elogiando o conspirando, pero casi siempre “acabando” con los políticos.
Detuvimos los bla bla bla y la politiquería…entramos al tema de mi salud, y él, como siempre, giró el monitor (pantalla de su moderna computadora) para mostrarme cada renglón y las puntuaciones que indicaban los resultados de los análisis que él me ordenó y que ya el Laboratorio le había enviado previamente. Me felicitó y me dijo que todo estaba “más o menos bien” pero que comiera menos papas fritas, que no abandonara los ejercicios y que tomara vitamina D-3.
Hasta ahí, para mí, todo perfecto y sin sobresaltos. Él volvió a colocar el monitor de su computadora a su conveniencia y me dijo: “Ponte de pie que te quiero dar un abrazo”… eso nunca había ocurrido, por lo que mis pensamientos volaron a la velocidad de la luz (qué hice ahora?) pero obedecí, mientras pensaba rapidísimo “este extraño y sorpresivo abrazo será por navidad o por qué será…? fraternalmente nos abramos y de inmediato él me dijo: “Te tengo una mala noticia”…ufs…los pantalones sentí que se me cayeron y los latidos (sístoles diástoles) de mi corazón se dispararon, pensé en lo peor. Pero seguí disimulando y dándomela, de lo que comprobé que no soy (dizque valiente)… con voz de preso sin derecho a fianza, le pregunté: “de qué se trata doctor?”….respondió: “Lamento informarte que ya no podré continuar siendo tu médico, me voy a la Universidad Internacional de Florida (FIU) como profesor”.
¡Dios…!!! El alma me volvió al cuerpo y los pantalones a la cintura.! Desde ese día, soy una mansa paloma convencido de una realidad que no conocía en mí: Ahora se que no soy valiente, aguerrido, fuerte, bravo ni estoy en control de nada como en ocasiones pensaba. Soy un frágil mortal mentiroso extraviado que debe comer menos papas fritas, hacer ejercicios y tomar vitamina D-3 y comprobé que una cosa es llamar al “pecusio” y otra es verlo llegar.